La casualidad hizo que el medio que primero puso a Néstor Kirchner en la mira de su crítica haya sido el único que estuvo en El Calafate cuando falleció. Su muerte no sólo nos provocó una conmoción en lo periodístico sino también en lo personal, tratándose de un hombre políticamente joven, querido por tantos argentinos, que fue el Gran Objeto de nuestra mirada durante los últimos siete años. En distintos sentidos, lo vamos a extrañar.
El redactor especial de la sección Política, Nicolás Diana, y el experimentado fotógrafo Eduardo Lerke, fueron los encargados de registrar para esta última edición de la revista una crónica difícil y única.
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